domingo, 12 de octubre de 2014

Día II: la Barcolana



Hoy se celebraba el último día de la Barcolana, una famosa regata de vela que toma lugar cada año, desde 1969, en el Golfo de Trieste el segundo domingo de octubre. Por lo visto es bastante famosa en todo el mundo, ya que ha alcanzado varios récords gracias al número de barcos que se han reunido en el glofo a lo largo de los años.


Y yo casi me lo pierdo porque me quedé totalmente dormida. La noche anterior un puñetero mosquito me acribilló y apenas pude dormir decentemente. Menos mal que Sabrina vino a despertarme para avisarme de que ellas tenían pensado ir hasta Obelisco a ver mejor los barcos. Rápidamente me levanté, me preparé y desayuné. 

Fuimos en guagua (autobús para los peninsulares) y descubrí algo curioso: en Italia los conductores de los transportes públicos no controlan si los pasajeros pican o no su billete en la maquinita, así que mucha gente se cuela y viaja gratis. No obstante, a veces hay una especie de revisor que, si te pilla, te mete una multa del quince. Mis amigas no tenían en ese momento billete, así que fuimos de gratis, pero yo no paraba de mirar a todos los lados, muy nerviosa por si nos cogían (ellas estaban la mar de tranquilas, pero yo...).





Finalmente llegamos justo cuando desde el muelle tiraban una especie de volador para festejar y demás. Yo no me enteré mucho porque estaba agotadísima y además he pillado una resfriado, así que solo pensaba en volver a la cama. Después de un rato del que no recuerdo mucho, fuimos a esperar al tranvía (el más viejo de Europa, según mi compañera), pero estaba taaaaaaaaaaaan lleno, que me pilló el pie la puerta al cerrar y la gente me ayudó para que abrieran de nuevo y yo pudiera meterme bien. Vamos, que llevaron la expresión "como sardinas en latas" a un nuevo nivel. De verdad, éramos muchísimos, el aire era sofocante y estábamos todos apretados contra los demás.

¡Sáquenme de aquí!



Unos veinte minutos después llegamos a nuestro barrio y nos reunimos con unas amigas de mis compañeras en el muelle de la ciudad, que estaba lleno de puestos donde vendían comidas de todas partes de Italia. Una de mis compañeras, que es de Génova, Naomi, me recomendó el puesto de esa zona y pedí lo que se llama focaccia. Viene siendo una especie de pizza pero hecha con pan o algo así. La verdad es que estaba bueno, aunque saliera un ojo de la cara. ¡Y me sobró para comerlo a la hora de cenar! *_____*




Ellas comieron arancini, unas bolitas de arroz con salsa boloñesa por dentro que estaban riquísimas y que eran típicas de Sicilia, por lo visto. Yo la probé y cuando vaya a visitar la ciudad (porque lo haré sí o sí), las compraré a montones. 




Y luego dimos una vuelta por el muelle, que se llama molo audace (muelle audaz, vamos). Por lo visto se llama así por un barco muy famoso que hubo en el puerto hace mucho tiempo). Tras eso, agotada y aún con el resfriado volví a casa (tras una par de vueltas, porque mi orientación es pésima). Mañana empezaré en la uni de aquí, así que ya les contaré cómo me habrá estresado los problemas de las asignaturas, horarios, etc.

 Expresiones del día

Voy a ir recolectando expresiones italianas cada día y las iré colocando en la sidebar, así me las voy aprendiendo.

- Che culo! --> ¡Qué suerte!

- Che figo! ---> ¡Guay!

- Figurati ---> De nada

- Cazzeggio ---> Significa no hacer nada, estar, por ejemplo, tranquilamente en el sofá.

sábado, 11 de octubre de 2014

Día I: conociendo un poco la ciudad


Ayer a esta hora llegué a Trieste tras dos aviones, una guagua y un tren para comenzar mi Erasmus de nueve meses. Tras 24 horas en la ciudad, he de decir que me parece bonita, tranquila y acogedora. Aunque eso también se puede deber a que mis compañeras, Sabrina y Naomi, son muy simpáticas y me han ayudado mucho en este cambio radical de residencia y de mundo.

Cena con la que me recibió la maja de Sabrina


Esta tarde he podido dar una vuelta por la ciudad y me he encontrado con dos estatuas literarias que, como pueden imaginar por mi amor por la lectura, me ha encantado encontrar en la ciudad. Al primero lo conocía, pero no sabía nada del segundo, que por lo visto nació en Trieste. Más info aquí, por si sienten interés.

Con James Joyce, autor de Ulises

Con Italo Svevo, autor de La conciencia de Zeno
Y no tengo nada más que contar por hoy, pero volveré mañana con noticias sobre la famosa Barcolana, una regata famosa de la ciudad que se celebra mañana. ¡Nos leemos!